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Qué significa estar en guerra


Hay quienes opinan que Venezuela está en guerra. En un principio, me resistí a creerlo. Pensaba que, pese a las lamentables muertes que hemos tenido en este mes (entre el 12 de febrero y el 12 de marzo), mi país seguía siendo un territorio de PAZ.
Al comienzo exclamé:¡Es una exageración! Pero, luego de una de esas tantas caminatas camino a casa, me senté a reflexionar acerca de qué significa una guerra y cuáles pueden ser sus señales. Lo que sigue es el producto de las comparaciones que hice en mi reflexión.

UNA GUERRA SIGNIFICA...

Una guerra significa que no puedes salir a la calle cuando se te antoje porque, de algún lado, alguien dispara y allí caes ¡Dios! esto sucede en mi país, y no desde ahora sino desde hace más de una década. Solamente el año pasado registramos 25 mil muertes en las calles; de las cuales, las víctimas del hampa común sobrepasa los niveles "normales", si es que esto puede considerarse normal dentro de algún contexto. Sumemos a esa escalofriante cifra otra aún peor; me refiero a los 31 decesos que hemos tenido este mes,  también de gente que ha muerto en las calles manifestando. Han sido, hasta el momento de escribir esta nota, 25 civiles y 6 uniformados, según datos aportados por la misma Fiscal General de la República.
En una guerra nadie te brinda seguridad, precisamente por eso comenzó esta protesta; primero estudiantil, ahora civil. 
Una guerra significa que, quien controla el poder político y de las armas castigue a la población civil cortando el suministro de servicios básicos, como agua corriente, electricidad, insumos médicos, combustible y racionamiento de alimentos.
No sé cómo describirlo, pero en Maracaibo, las fuerzas del gobierno cortaron el suministro de electricidad en ciertas zonas de la ciudad, por considerarlas insurrectas, entre ellas Residencias Palaima y Residencias El Saladillo, en el norte y centro de la ciudad, respectivamente. También, hay racionamiento de alimentos, como ya lo describí en este mismo blog (La entrada se titula "Mi último cumpleaños en un país que no conozco).
En cuanto a los medicamentos, hace poco, una amiga me envió una foto de una pancarta que rezaba:
                        
                     Foto tomada de Facebook  
Una guerra significa que si piensas diferente -aunque sea en una "cosita"- al gobierno de turno, entonces eres su enemigo. En una guerra el que regenta el poder busca, por todos los medios, homogeneizar las ideas. No sé cómo describir el escalofrío que sentí cuando alguien, tan indignado como yo ahora, me envió esta fotografía:
         
"El significado de paz es la ausencia de oposición al socialismo"
No recuerdo haber leído esta frase, nunca, en ninguno de los escritos de Marx. Y, si estoy equivocada, que alguien me muestre exactamente la cita, pero de los textos originalmente escritos por Marx, no de citas de citas.
Creo en la igualdad de derechos, en la igualdad de haceres y deberes, que será siempre la base del comunismo (término que sí emplea Marx); una palabra tan viciada, vilipendiada y malinterpretada, que ya se nos ha olvidado de dónde viene. Recuerdo aquí que proviene del compartir, de la bondad, del amor y la compasión; viene de la fe y la esperanza de la gente en una vida mejor para todos, por igual; pero esta igualdad significa equidad, no anulación de la individualidad. Comunismo significa vivir en una comunidad autosoberana.
La historia social de los pueblos del mundo ha demostrado, fehacientemente, que si se intenta destruir la capacidad creativa y creadora (a propósito de los poderes creadores del pueblo que pregonaba RUPTURA) del individuo, desaparecerá la motivación y con ella toda esperanza y fe para construir una vida, una sociedad, un mundo mejor. 
Claro está, nadie habla de comunismo, sino de socialismo, un término que no utilizaba Marx, sino Engels. Y es que hoy, en Venezuela parece que no conviene hablar de comunismo.
Veamos, si revisamos las teorías marxistas, inmediatamente nos toparemos con la máxima del comunismo: la desaparición del estado como ente centralizador del poder de decisiones. La sociedad sería descentralizada, las comunas decidirían por sí y entre sí mismas
Sería, pues, el pueblo (no me refiero aquí a esa masa amorfa que todos manosean y pretenden manipular), el ciudadano común, educado para vivir en respeto, tolerancia y producción del bien común, quien decidiría por su propio destino; incluyendo, sin lugar a dudas, el derecho a disentir. Por supuesto, las diferencias se resolverían a través de la razón y la conciencia aprendida en una educación verdaderamente ciudadana, y no por la efervescencia de las emociones que arropan los intereses particularísimos de unos pocos, sean quienes sean. El individuo no dejaría de expresarse y su expresión sería para nutrir a la sociedad, no para destruirla por una "ceguera de ojos de vidrio". No me inporta que suene utópico, creo en esto y sé que es posible.

Una Guerra Significa Odio y Destrucción


      Esta imagen apareció en Facebook,  proveniente de Twitter. Luis Herrera @LuisHer96693360   
 Particularmente, me resisto a creer lo que veo en esta imagen. Lo que sí me consta es que esto puede suceder en las guerras, donde se siembra un odio ciego. Recuerdo que, en Beirut, las mujeres agregaban vidrio molido a la comida que ofrecían a las tropas enemigas.
Y es que una guerra es la lucha de dos bandos enfrentados, embebidos en sus egos; cuyo fin es sólo ganar, para demostrar que se tenía "razón". Pero es tan estúpido esto que cuando uno de los dos gana, todo a su alrededor queda en ruinas. Tanto vencedores como vencidos se ven sumidos en la muerte, la miseria y la vergüenza. 
En Venezuela, han habido muertes, desabastecimiento y destrucción en ambos lados. Los síntomas de la guerra se reflejan en notas como las que señalan las imágenes incluidas aquí, además de la paralización del aparato económico, así como el ausentismo en las escuelas por falta de seguridad y garantía del elemental derecho a la vida. Hasta ahora, el balance de la calle es que los estudiantes no ceden en su derecho de protestar pacíficamente, amparado por el Artículo 67 de nuestra Constitución; a menos que se determine que ellos no son "pueblo", como reza el mencionado artículo. 

Por su parte, el gobierno llama a dialogar por la paz, pero bajo la premisa de que hay que aplastar toda oposición.  La base de este argumento la encuentro en la cita atribuida a Marx: "El significado de paz es la ausencia de oposición al socialismo".

Una guerra puede significar la invasión de fuerzas militares foráneas, vulnerando seriamente la soberanía nacional. Cuando esto ocurre esas fuerzas externas agreden a la población civil en forma despiadada. He de reconocer que en Venezuela se ha denunciado la presencia de fuerzas extranjeras dentro de la Guardia Nacional Bolivariana. Personalmente, les he visto de frente, una bomba pasó muy cerca de mí hace unos días. 

He visto cómo disparan y golpean a la gente. Comparo esa Guardia con la que vi en mis años de estudiante, dentro de la llamada 4ta. República, y declaro que la desconozco. Nunca había visto que este cuerpo, aunque represivo siempre, arremetiera contra su propia gente de la manera como la ha hecho en las últimas manifestaciones, ¡disparando a la cabeza! También puedo afirmar que los Registros y las Notarías están en manos de ciudadanos cubanos, que son los que deciden, pasando por encima de los principios fundamentales de la soberanía nacional.

Imagen tomada de Facebook y editada por mí

  Una guerra significa que las razones dependen del alcance de un fusil; donde los derechos, las inmunidades y las necesidades "las atraviesa una bala". Esta frase pertenece al extinto senador por Acción Democrática, Pedro Cordido, a propósito de la discusión que sostuvo con un militar en la época dura de la guerrilla, mientras buscaba a su hijo; quien había desaparecido y se encontraba detenido por estar señalado como guerrillero y activista del Partido Comunista. Por cierto, ¿alguien recuerda la película venezolana Compañero Augusto?... Pues,  el personaje cinematográfico era real y, aunque parezca mentira, era hijo de este senador.

Hoy, muchos chicos han sido detenidos en forma mucho más violenta de como fue apresado aquel hijo del senador Cordido; quien, una de estas tardes, entre cafés amargos y olor a gases lacrimógenos, me contó su historia.

  A esos chicos de hoy se los llevan a  no se sabe dónde y permanecen desaparecidos durante días. Lo peor de todo esto es que se está convirtiendo en una práctica normal. 

Hace unos días escuché a una señora decir: "Por si no se han dado cuenta, Venezuela está en guerra. Estamos en una guerra civil". Al releer estas líneas, tengo que admitir que estamos al borde de una guerra. Pero,creo en la nobleza de la gente de este país, creo que aún podemos buscar salidas más civilizadas y, que conste, esto no significa ceder nuestros derechos, pero sí encontrar razones, maneras y estrategias que nos lleven a un rumbo seguro y con vida.

También sé, lo digo con toda responsabilidad, que hemos agotado las vías electorales. Pero aún quedan muchas estrategias desde la lucha no violenta, la desobediencia ciudadana que nos concede nuestra Constitución y, sobre todo, la experiencia que hemos adquirido todos en este periodo de crisis. 

Ahora sabemos el precio que se paga por la corrupción, el egoísmo, el facilismo de tener papá-gobierno y el no detenernos a pensar en el bien de nuestras comunidades. Creo que, por fin, los venezolanos estamos entendiendo la importancia que tiene el ceder una parte de nuestros intereses individualistas a favor de los colectivos. Ya sabemos cuánto nos puede costar pensar como un individuo y no como un ciudadano venezolano, aun cuando todavía nos falta aprender a sustituir el " no me den, pónganme donde hay" por el "no me den, déjenme trabajar y servir".

 

 

 

 

 

Comentarios

Luis Vivanco dijo…
Creo que has escrito un texto que resume muy bien lo que muchos sentimos acerca de la situación actual del país. Esto que nos está sucediendo tiene tantas aristas y partes, que al menos a mi me cuesta recomponer una visión ordenada y coherente acerca de ello. Podría lucir banal hablar de "guerra" en Venezuela, sobre todo si, como es mi caso, nunca me he visto en una. Pero es el asunto también que a veces nos encontramos en medio de un huracán o una tormenta y las cosas no se ven tan terribles para nosotros como se ven desde fuera. Pero son terribles. Llegar a la casa contento porque has conseguido dos litros de leche tras cuatro horas de espera no es normal. Es decir, no es en las tristezas o rabias donde noto esta calidad terrible que ha tomado la vida, o al menos nuestra vida aquí en casa. Donde lo noto es en las cosas buenas: los buenos momentos, lo que consideramos elementos del bienestar que nos hacen vivir más contentos y alegres. Y son muy pocos y erráticos. Nos sentimos felices porque no nos quitan la electricidad casi nunca. Nos sentimos bien de que no nos han atracado hasta ahora. Nos sentimos contentos de que nuestro auto anda bien y no ha pedido repuestos, Nos sentimos aliviados de que las medicinas que necesitamos las hemos podido conseguir. Y tras todos esos contentos, y alivios, y felicidad y alegría se oculta la cara de un conformismo, de uno no saber ni querer saber. De encerrarse en casa y no salir, no mirar periódicos, no ver noticias, no oír entrevistas o declaraciones, etc. Y luego está lo contrario: lo que lejos de ser gratificante es aterrorizante. Y eso no es precisamente lo que sale de las opiniones de opositores. Algunos rara vez expresan pareceres que son terroríficos por lo extremosos o desaforados, pero en general son bastante razonables sin carecer de emocionalidad. Lo que me aterra no es leer lo que se escribe desde la oposición, sino lo que se escribe desde quienes apoyan al gobierno. A rara excepción de algunas voces (inclusive, en la red, de una página como "Aporrea", donde de vez en cuando salen voces críticas al gobierno y al partido en el poder) en general es un discurso monotemático y carente de criticidad o mejor dicho, sin ninguna autocrítica (a veces, algunos voceros se consideran autocriticos cuando ellos u otros no son lo suficientemente chavistas como piensan que ellos u otros debieran ser...). No es desde la oposición que me considero víctima de un "discurso mediático terrorista", sino desde el gobierno. Todo lo que anuncia y programa me dice que a. No ven nada de lo que sucede ante sus ojos, y b. No tienen ninguna intención de recapacitar.

En este sentido, veo la presente situación como un "juego trancado", en el cual difícilmente parece poder lograrse algo de manera pacífica. No creo que sea un diálogo de sordos, pero si uno de los que dialoga es sordo, difícilmente será un diálogo.

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