--Podría lucir banal hablar de "guerra" en Venezuela,... el asunto es que no es en las tristezas o rabias donde noto esta calidad terrible que ha tomado la vida, sino en las cosas buenas... Es terrible... Llegar a la casa contento porque has conseguido dos litros de leche tras cuatro horas de espera no es normal.
Un amigo me ha envido este comentario y reconozco que es una visión que había dejado afuera. Por ello, decidí publicarlo como una entrada independiente y no como un simple comentario. Helo aquí.
"Creo que has escrito un texto que resume muy bien lo que muchos sentimos acerca de la situación actual del país. Esto que nos está sucediendo tiene tantas aristas y partes que, al menos a mí, me cuesta recomponer una visión ordenada y coherente acerca de ello. Podría lucir banal hablar de "guerra" en Venezuela, sobre todo si, como es mi caso, nunca me he visto en una. Pero el asunto es que también, a veces, nos encontramos en medio de un huracán o una tormenta y las cosas no se ven tan terribles para nosotros como se ven desde fuera. Pero son terribles.
Llegar a la casa contento porque has conseguido dos litros de leche tras cuatro horas de espera no es normal. Es decir, no es en las tristezas o rabias donde noto esta calidad terrible que ha tomado la vida, o al menos nuestra vida aquí en casa. Donde lo noto es en las cosas buenas: los buenos momentos, lo que consideramos elementos del bienestar que nos hacen vivir más contentos y alegres. Y son muy pocos y erráticos.
Nos sentimos felices porque no nos quitan la electricidad casi nunca. Nos sentimos bien de que no nos han atracado hasta ahora. Nos sentimos contentos de que nuestro auto anda bien y no ha pedido repuestos. Nos sentimos aliviados de que las medicinas que necesitamos las hemos podido conseguir. Y tras todos esos contentos, alivios, felicidad y alegría se oculta la cara de un conformismo, de uno no saber ni querer saber. De encerrarse en casa y no salir, no mirar periódicos, no ver noticias, no oír entrevistas o declaraciones, etc. Y luego, está lo contrario: lo que lejos de ser gratificante es aterrorizante. Y eso no es precisamente lo que sale de las opiniones de opositores. Algunos rara vez expresan pareceres que son terroríficos por lo extremosos o desaforados, pero en general son bastante razonables sin carecer de emocionalidad.
Lo que me aterra no es leer lo que se escribe desde la oposición, sino lo que se escribe desde quienes apoyan al gobierno. A rara excepción de algunas voces (inclusive, en la red, de una página como "Aporrea", donde de vez en cuando salen voces críticas al gobierno y al partido en el poder), en general, es un discurso monotemático y carente de criticidad; mejor dicho, sin ninguna autocrítica (a veces, algunos voceros se consideran autocriticos cuando ellos u otros no son lo suficientemente chavistas como piensan que ellos u otros debieran ser...). No es desde la oposición que me considero víctima de un "discurso mediático terrorista", sino desde el gobierno. Todo lo que anuncia y programa me dice que:
a. No ven nada de lo que sucede ante sus ojos, y
b. No tienen ninguna intención de recapacitar.
En este sentido, veo la presente situación como un "juego trancado", en el cual difícilmente parece poder lograrse algo de manera pacífica. No creo que sea un diálogo de sordos, pero si uno de los que dialoga es sordo, difícilmente será un diálogo."
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