La generación de ojos de vidrio
Foto tomada de la biografía de facebook de Jusquifabio
Ya no es un secreto para nadie que en Venezuela se protesta y hasta se habla de estar en guerra, desde aquel 12 de febrero que se conmemoraba el "Día de la Juventud".
Ese día prometía ser tranquilo. Sería un día más, en el que se llevaría a cabo el tradicional desfile militar en el Paseo de Los Próceres, en Caracas; el cual el resto del país (la provincia, como se ha desiganado despectivamente a la Venezuela más allá de la Gran Caracas) estaría en casa, "disfrutando" del descomunal despliegue militar, pero no fue así.
"Los gochos", como se les llama, también despectivamente, a los andinos, y específicamente los estudiantes de Táchira (léase de la provincia gocha de los más "brutos" de Venezuela) salieron a reclamar seguridad personal en las calles y hasta en las aulas de clases. A partir de allí el panorama nacional ya no es ni será el mismo. Empezando con que el remoquete de "gocho" como sinónimo de "bruto", parece que ya no es aceptado en las filas oficialistas y mucho menos en las opositoras.
Muchos venían haciendo pronósticos: se preveían saqueos por parte de las clases más populares, dada la escasez de alimentos a la que comenzábamos a hacer frente desde hacía ya tres años y que, en el 2013 se agudizó con lo que se ha llamado "el bachaqueo"; una especie de contrabando de extracción de alimentos, que comienza con la adquisición en mínimo de los productos regulados de la cesta básica alimentaria venezolana, para ser revendidos con un sobreprecio de un 500 y hasta un mil por ciento.
Los pronósticos no eran alentadores desde que el presidente Chávez se fue; pero nunca, jamás, nadie pensó en los estudiantes.
Los tildábamos de "generación boba", citando a los diversos ideólogos y analistas de los 2000 (aquí me incluyo, pues eso era lo que citaba en clases cuando estudiábamos los problemas de la comunicación actual); también se hablaba de "los dormidos", los zombis, producto de la saturación de los sentidos a través de los "mass media". Pero estos hijos de la tecnología, nos dieron una sorpresa.
¡Y QUÉ SORPRESA!
La iniciaron los "gochos" y los demás estudiantes del país se les unieron. Desde entonces han permanecido en la calle, gritando, cantando, haciendo guarimbas, con la bandera nacional pintada en los rosotros y en las gorras. Se suponía era, apenas un "grupete" fácilmente asustable, y apareció la policía nacional bolivariana, pero no los detuvieron. El asunto se complicó y llegó la Guardia Nacional Bolivariana, y allí empezaron los caídos.
El reporte de los estudiantes muertos, en su mayoría, señala que el deceso se debe a disparos en la cabeza o en el pecho. Y los que tuvieron la suerte de no fallecer en este intento perdieron, al menos, un ojo. Ahora llevarán un ojo de vidrio. Lo triste es que no sé cuántos más serán.
El gobierno arrecia las medidas y prohíbe, por decisión del Tribunal Supremo de Justicia, la construcción de "guarimbas" en los estados opositiores y, por supuesto, en Táchira, donde se responsabiliza a los contrabandistas de la fronteriza ciudad de San Cristóbal de pedir ayuda a los paramilitares colombianos; los que supuestamente logran la momentánea retirada de los guardias nacionales e incluso de los "Avispas Negras" cubanos.
La gente obedeció, porque hay que decirlo, ya no solo son los estudiantes, el resto de la población civil se les ha sumado. Y salieron a las calles a protestar, esta vez sin guarimbas, solo pancartas que se mueven al ritmo ininterrumpido de las cacerolas; inclusive pequeños performances en algunas esquinas han puesto a las artes escénicas al servicio de la protesta, dramatizando la situación de escasez de alimentos, del caos hospitalario y la inseguridad. Ya no hay basura ni escombros y, sin embargo, el gobierno ¡Sigue disparando!
El gobierno habla de dialogar, pero CON EL MAZO DANDO y tratando de que los "Chukilines", como "respetuosamente" denominan a los líderes políticos de la oposición, se sienten a "dialogar" por una paz que tiene un mazo en una mano y un fusil en la otra. Por su parte, la opisición paraece una res dividida en canal. Cada quien sigue estirando para su lado y los intereses de su partido. Mientras, los estudiantes están en el medio y recibiendo la peor parte.
Quisiera creer en ese diálogo, pero me pregunto ¿Cómo puede progresar un diálogo de paz, si los principales actores en esta situación, los estudiantes, ni siquiera se les escucha? Se les toma por chiquilines, producto del lavado de cerebro de los "chukilines" que ¿No saben a dónde van?...
Muchos jóvenes han manifestado no volver a las aulas de clases hasta que se cumpla con al menos tres condiciones:
-El cese al fuego, a las agresiones, vejaciones y torturas a los manifestantes
-El desarme de los colectivos bolivarianos
-Libertad para los presos políticos
Cuando los docentes hemos conversado con algunos de ellos, insisten:
-Preferimos perder un semestre, un año, la vida si es necesario, pero no perderemos esta oportunidad; no perderemos el país.
En el otro lado de la tan maltrecha mesa de diálogo, el presidente ha dicho que a él "nadie le impone condiciones", porque él es el presidente. Él decide, entonces, ¿Cuál es el diálogo?, si el principio universal de la comunicación reza que debe haber un emisor ante un recpetor con un mensaje que los pone frente a frente y los relaciona; pero sólo puede haber comunicación y, por ende, diálogo cuando el receptor tiene exactamente la misma posibilidad de pasar a ser emisor.
Esto supone que la otra parte pasa a ser receptor y debe escuchar. Al menos esto es lo que plantea Antonio Pasquali en lo que él establece como Ley de bivalencia entre emisor-receptor dentro de su modelo de comunicación
¡Dios, la ceguera es severa!
Lo triste es que, de continuar así, ya no me quedan muchas dudas al respecto, nuestra generación de relevo amenaza con ser una generación de ojos de vidrio. Ojalá me equivoque, solo espero eso.
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